Frank Ocean cumple las expectativas con ‘Channel Orange’

Frank Ocean es el chico de moda en el R&B. Su mixtape Nostalgia, Ultra lo convirtió en una promesa que se debía tener en cuenta. Y poco antes del lanzamiento de su debut, habló de su homosexualidad (o bisexualidad), algo realmente poco importante en el apartado musical, pero que le ha evitado preguntas acerca del uso de “Él” en vez de “Ella” en las canciones. Su primer disco, Channel Orange, se había convertido en uno de los más esperados, así que el artista se enfrentaba a un gran reto que ha superado con creces. Frank ha cumplido las expectativas y ofrece un excelente álbum que bebe de los clásicos del R&B a la vez que suena moderno y actual. Todo ello envuelto con un halo de melodrama en el que Frank se desenvuelve muy bien.
El primer tema que aparece es el ya conocido, Thinkin Bout You, cuya primera versión subió él mismo a Internet hace un año. A la fantástica y envolvente melodía se le suma el falsete del estribillo, que hace aún más redonda la composición. También atrapa en la sexual Sierra Leone, con un tono de lujuria y una percusión que marca el ritmo. En cambio, en otras canciones se opta por un tono más minimalista. Sweet Life podría funcionar casi a capela hasta el enérgico estribillo. Al soul que desprende hay que añadir la asombrosa interpretación de Frank, que convierte al conjunto en un posible clásico. Pilot Jones sí que es una composición desprovista de muchos artificios. Apenas necesita unos chasquidos de dedos y la voz duplicada del cantante para enganchar.    
En Crack Rock adopta un sonido pop-funk para hablar sobre la adicción a las drogas y la violencia. Una buena melodía, que dista de la oscuridad de la letra. La misma línea sigue Monks, un tema sobre encuentros sexuales en el backstage lleno de metáforas. Las drogas vuelven a aparecer en Lost, una canción indie-rock con una excelente línea de bajo. Y es que Frank demuestra ser un gran letrista a lo largo de todo el disco. Ahí está Pink Matter, donde se hace todo tipo de preguntas y recupera a un André 3000 dispuesto a aportar unos buenos versos.
Las joyas del disco se guardan casi para el final. Pyramids es el mejor ejemplo de la maestría de Frank Ocean, quien en casi 10 minutos combina varias melodías de forma excepcional. Desde un beat disco y unos sintetizadores que podrían sonar en algún club, pasando por un R&B calmado y acabando con un solo de guitarra. Todo ello para contar una historia con referencias al antiguo Egipto a la hora de hablar de una mujer de un club de striptease. Y Bad Religion, directamente podría ser otro clásico del artista. Una balada en la que se confiesa sobre una melodía con unas cuerdas magníficas. La interpretación vocal además de emotiva es impecable.
El álbum incluye varios interludios. Pero a diferencia de lo que suele pasar con este recurso, no son molestos sino que están bien usados. Algunos parecen reflejar momentos del día a día de Frank Ocean, desde una conversación con una mujer hasta un paseo en coche. Todos dan cohesión al conjunto, en el que quizá Forrest Gump desentona por su ligereza frente a la oscuridad del resto de temas.
Channel Orange confirma que la propuesta de Frank Ocean resulta muy interesante. No solo es capaz de construir melodías poco convencionales con gran acierto, sino que además van acompañadas de letras de lo más honestas. Esta combinación da lugar a un disco brutalmente sincero en el que el artista juega con el R&B con imaginación y creatividad. Sin duda, habrá que seguir los pasos de Frank.

Nota: 9
Destacamos: Thinkin Bout You, Bad Religion, Pyramids, Sweet Life  
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